En esta ocasión, nos vamos “De rutas por” la provincia de Jaén, por el Parque Natural de la Sierra de Andújar. El Cerrillo del Plomo fue una de las minas más productivas durante el periodo romano, constituyendo uno de los yacimientos más importantes de España para la extracción de galena, tanto por su producción como por la calidad del mineral extraído. La galena es un mineral del grupo de los sulfuros del que se extrae el plomo y la plata. Bajo el dominio del Imperio Romano, esta plata era enviada a Roma, mientras que el plomo era usado para hacer monedas, vasijas y recubrir cañerías y tejados. A mediados del siglo XX, los mineros llamados sacagéneros removieron las entrañas de este cerro en busca de los restos de plomo que los romanos no extrajeron.
Datos Técnicos:
- Trayecto: Lineal
- Longitud: 1,5 km aprox (ida)
- Dificultad: Baja
- Punto de inicio: Aldea del Centenillo (Baños de la Encina)
- Track: rutas@derutasporlanaturaleza.es
- Tipo camino: Pista forestal – Sendero
- Recomendaciones: Llevar agua potable y vestimenta y calzado adecuados. No abandonar basura. Evitar encender fuego. Respetar el entorno natural del camino. No molestar a las gentes del lugar.
El sendero se encuentra en el antiguo poblado minero. El Centenillo, donde hubo una gran actividad minera desde la época romana. Si viajásemos en el tiempo y nos enmarcásemos en el albor del siglo pasado, seguramente encontraríamos mineros durante nuestro paseo y podríamos escuchar el tren que llevaba el material que se extraía aquí hasta otro lugar cercano, porque debajo de nosotros se encuentra la mina que hizo de este lugar uno de los yacimientos más importantes de plomo de España.

El principio del sendero puede hacernos pensar que nos disponemos a andar por un terreno escarpado, pero no es así. Si bien esta primera bajada paralela a un cortafuegos es algo pronunciada y debemos tener cuidado, el resto del trayecto es más suave y asequible, y siempre en sentido descendente.

Pronto llegaremos al Barranco de las Higueras, donde si miramos hacia nuestra derecha podremos observar una serie de terrazas, que en su momento estuvieron ocupadas por huertos de los mineros para producir verduras y frutas. Aunque actualmente ya no existen, pero en el siglo pasado el pueblo contaba con más de trescientos huertos de este tipo. Después de este paréntesis imaginando la vida en torno a estas huertas, continuaremos nuestra senda y cruzaremos un arroyuelo para empezar a descender por una calzada de origen probablemente romano, cuya finalidad era conectar el Cerrillo del Plomo con otras instalaciones mineras cercanas.

El sendero debe su nombre a la gran cantidad de restos de plomo que se encontraron aquí por la intensa actividad minera de los últimos dos siglos. El Centenillo fue un poblado minero que causó un importante impacto en el paisaje, lo que se vio reflejado de manera inminente en la vegetación. Tanto es así que la corta de madera para leña, con el fin de fortificar las minas o para la creación de pastos para el ganado llegó a provocar la desaparición del arbolado y del matorral en algunos cerros. Sin embargo a mediados del siglo XX, con la finalización de la actividad minera, se produjo una disminución de la presión sobre el monte, permitiendo la recuperación de la vegetación natural que hoy contemplamos: un rico mosaico de encinas y alcornoques acompañados de un estrato arbustivo compuesto de madroño (Arbutus unedo), labiérnago (Phillyrea angustifolia) y mirto (Myrtus communis) en las zonas de umbría, y de jaras (Cistus ladanifer), acebuches (Olea oleaster) y enebros (Juniperus sp.) en las laderas de solana.

Entre esta vegetación autóctona destacan las repoblaciones de pino piñonero (Pinus pinea), realizadas para evitar la erosión y generar recursos económicos como la madera y la piña. Además, en ciertos enclaves se plantaron eucaliptos (Eucalyptus), por ser árboles de crecimiento rápido que podían proporcionar zonas de sombra en poco tiempo.

Continuamos nuestro paseo y, hacia mitad del camino, cruzaremos de nuevo el arroyo mientras seguimos descendiendo hasta llegar a un cruce, que dejaremos atrás por nuestra senda en la misma dirección y así subir al Cerrillo del Plomo, donde podremos observar las trazas de un poblado minero de época romana, así como restos de los almacenes y casas de los mineros que aquí vivieron y trabajaron durante muchos años. Hemos de aprovechar este cerro para disfrutar de las vistas panorámicas que nos brinda el sendero en este punto.

Desde aquí podremos observar el Cerro del Madroño, la Sierra de El Puntal, el Collado de Las Pozas y la Sierra de Los Calderones, entre otros. También podremos observar el valle del Río Grande, con pronunciadas pendientes tapizadas por espesas manchas de monte mediterráneo. En este entorno son abundantes las especies de caza mayor, como el Jabalí (Sus scrofa Linnaeus) y el Ciervo (Cervus elaphus), así como Zorro (Vulpes vulpes) y Buitre Leonado (Gyps Fulvus) que anidan en la Sierra del Puntal.

Fotografías y vídeo: Propios
Texto junta de Andalucía adaptado