Control de la Cabrera – Santuario Virgen de la Cabeza (P. N. Sierra de Andújar)

En esta ocasión, nos vamos “De rutas por”  la provincia de Jaén, por el Parque Natural de la Sierra de Andújar. Aprovechando el antiguo camino de Marmolejo al Santuario Virgen de la Cabeza, este sendero nos va a adentrar en uno de los grandes santuarios de vida salvaje que quedan en España. Coincidiendo con antiguos caminos ganaderos y con un tramo del GR48, el trazado nos conduce a través de frondosos bosques de vegetación mediterránea, dehesas de encinas y pinares de repoblación que refugian a numerosas especies amenazadas como el Lince ibérico (Lynx pardinus), el buitre negro (Aegypius monachus), la cigüeña negra (Ciconia nigra) o el águila imperial ibérica (Aquila adalberti). Un recorrido largo y solitario que, siguiendo los pasos de romeros y peregrinos de todas las épocas, nos permite conocer la historia, la vida y la geología de la Sierra de Andújar y, tal vez, también un poco más de nosotros mismos.

Datos Técnicos:

  • Trayecto: Lineal
  • Longitud: 17 km aprox
  • Dificultad: Media
  • Punto de inicio: Control de la Cabrera
  • Track: rutas@derutasporlanaturaleza.es
  • Tipo camino: Pista forestal – Sendero
  • Recomendaciones: Llevar agua potable y vestimenta y calzado adecuados. No abandonar basura. Evitar encender fuego. Respetar el entorno natural del camino. No molestar a las gentes del lugar.

Comenzamos el recorrido en el Control de la Cabrera, que es uno de los accesos al monte público Lugar Nuevo. A la izquierda de la cancela principal, junto a la señal de inicio de sendero, se encuentra la entrada peatonal. Nos dirigimos a la derecha, para descender por una pista que se abre paso en un bosque de alcornoques (Quercus suber), encinas (Quercus ilex) y matorral mediterráneo, donde no será difícil cruzarse con algún Ciervo (Cervus elaphus). En los días claros, sobre el vértice piramidal de un cerro, es posible distinguir desde el inicio el Santuario Virgen de la Cabeza.

En 1 kilómetro, llegamos a la umbría de La Cabrera. En esta ladera del barranco, a la izquierda del camino, se observa un bosque mediterráneo bien conservado: de un lado tenemos alcornoques (Quercus suber), encinas (Quercus ilex) y quejigos (Quercus faginea); de otro, cornicabras (Pistacia terebinthus), brezos (Calluna vulgaris) y otros arbustos típicos del bosque mediterráneo. En primera fila, se distinguen las copas doradas de varios pirúetanos (Pyrus bourgaeana), un peral silvestre típico de Sierra Morena. En el cauce del barranco, también hay acebuches (Olea oleaster), parras salvajes (Vitis vinifera ssp. sylvestris) y madroños (Arbutus unedo). La exuberancia de esta ladera contrasta con la vegetación más pobre y dispersa de la ladera contraria, a la derecha del sendero.

Con el ti-lu-í de la Alondra totovía (Lullula arborea), el tic-tic-tic del Petirrojo Europeo (Erithacus rubecula) y el gutural bramido de los Ciervo (Cervus elaphus) en tiempo de berrea, llegamos a una espectacular panorámica sobre el valle del Jándula: cerros, lomas y barrancos cubiertos por frondosos bosques y dehesas. Lentiscos (Pistacia lentiscus) y acebuches (Olea oleaster) dominando las pedregosas solanas. A los pies, el arroyo de Valdepeñoso. Más allá, el río Jándula, a punto de desembocar en el Guadalquivir. Y encima del valle, como hito y meta, de nuevo el Santuario en lo alto del Cerro Cabezo.

Continuamos en descenso, disfrutando del reluciente brillo de los pinos piñoneros de Lugar Nuevo que, allí donde la vista se abre, amplían la paleta de verdes de la sierra. Y disfrutando también del encuentro ocasional con alguna cierva y sus cervatillos, cuya hermosura y abundancia hacen de esta finca un importante espacio cinegético. En la cota más baja del sendero, llegamos al Cable del Espinarejo: una portera de granito y acero junto a un cruce de caminos, que es un referente en Lugar Nuevo.

Tras pasar el cable, tomamos el primer cruce a la izquierda, para continuar por la derecha en el siguiente, 100 metros más adelante. Atravesamos el pinar siguiendo las indicaciones del camino. Pinzones (Fringilla sp.), Alondra totovía (Lullula arborea), Carbonero común (Parus major) y otras aves forestales, como el Mito (Aegithalos caudatus) o el picogordo (Coccothraustes coccothraustes), nos acompañarán con sus melodías. A la derecha, donde los árboles lo permiten, se distinguen los perfi les de Peñón de Martos, Jabalcuz y Sierra Nevada.

En unos 3 kilómetros, antes de salir del bosque, llegamos a una puerta peatonal señalizada por un mojón de monte público, junto a una gran cancela metálica, por donde saldremos de Lugar Nuevo para adentrarnos en las fincas de Navalasno, primero, y La Navarra después. A partir de aquí, las pizarras dejarán paso al sector granítico del Parque. Empezamos a ver dehesas que alternan con bosquetes de enebros (Juniperus communis) y encinas (Quercus ilex), se suceden los bolos y berrocales graníticos y el sendero se vuelve arenoso. Estas arenas proceden de la disgregación del granito y constituyen un hábitat idóneo para los conejos, la presa predilecta del Lince ibérico (Lynx pardinus). El piruétano (Pyrus bourgaeana), la jara (Cistus sp.), el enebro de la miera (Juniperus oxycedrus) y el cantueso (Lavandula stoechas) acompañan a la polifacética encina en estos suelos ácidos.

Nos internamos en el territorio siguiendo las señales, atravesando una tierra que fue de lobos hasta no hace tanto y es patria del Lince ibérico (Lynx pardinus) y del águila imperial ibérica (Aquila adalberti). Con atención, escucharemos el sonido hueco de la tierra amortiguando la caída de las bellotas y, con suerte, veremos Ciervo (Cervus elaphus), Gamo (Dama dama) y Muflón (Ovis ammon musimon). Nos encontramos en el corazón de la sierra y el monte aquí late más salvaje que nunca.

Tras alcanzar la ruinas del Cortijo de Navalasno Viejo, volvemos a entrar en Lugar Nuevo por la puerta peatonal de la Fuencubierta. El sendero desciende entre granitos y encinas hasta un cauce estacional flanqueado por fresnos de gran porte, el arroyo de los Santos , para ascender por un pinar con una fuerte pendiente.

Cruzamos una nueva puerta peatonal por una calzada de granito, que desemboca en una pista forestal. Giramos a la izquierda y ya no abandonamos la pista. En 500 metros, a nuestra izquierda, se alza un monumental berrocal granítico. Y en 1 kilómetro más, llegamos, por fin, al poblado de la Virgen de la Cabeza.

📸 FOTOS

Fotografías y vídeo: Propios

Texto junta de Andalucía adaptado

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